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miércoles, 24 de octubre de 2012

Mujer completa



Que nadie haya sido tan afortunado de darse cuenta la mina de oro que tú eres, no significa que brilles menos. 

Que nadie haya sido lo suficientemente inteligente para darse cuenta que mereces estar en la cima, no te detiene para lograrlo. 

Que nadie se haya presentado aún para compartir tu vida, no significa que ese día está lejos. 

Que nadie haya notado los avances de tu vida, no te da permiso para detenerte. 

Que nadie se haya dado cuenta la hermosa mujer que tú eres, no significa que no seas apreciada. 

Que nadie haya venido a alejar la soledad con su amor, no significa que debas conformarte con lo que sea. 

Que nadie te haya amado con esa clase de amor que has soñado, no significa que tengas que conformarte con menos. 

Que aún no hayas recogido las mejores cosas de la vida, no significa que la vida sea injusta. 

Que Dios esté pensando en un hermoso príncipe para tí, no significa que tú no seas ya una reina.
 
Sólo porque tu situación no parece estar progresando por ahora, no significa que necesites cambiar nada. 

Sigue brillando, corriendo, esperando, viviendo, sigue siendo exactamente como tú eres: ¡Una mujer completa!
Todo llega en el momento justo, ni antes ni después.
Todo se logra, es importante aprender a quererse, a asumir y a sentirse bien con una misma. 

Si logramos estar bien en soledad, si una a una todas las partes de nuestro cuerpo crean una armonía perfecta, si dejamos de lado ciertas obsesiones para dar paso a la vida y sólo abrimos el corazón y el alma dispuestas a dar lo mejor de nosotras, todo aparece, se encuentra, sin ninguna explicación lógica, porque sí, porque se dio, porque de pronto alguien detuvo la mirada en nosotras y en esos ojos vimos un camino por el que transitaríamos los dos, luego, no somos menos si estamos sin un compañero. 

Tal vez podríamos tener muchos y no ser felices con ninguno. No somos menos porque en este momento estamos sin pareja, o porque un hombre nos abandonó; o si habiendo amado mucho a un hombre, no supo valorar ese amor y se marchó. 

Somos importantes en la vida, en la lucha diaria, en el abrazo, sólo merecemos amores de verdad; de aquellos que nos contienen, que nos respetan, que nos llevan de la mano, pero que siempre y en todo momento nos permiten ser, sentir y crecer. 

Hay amores que simplemente no lo son, parecen serlo nada más. 

Hay personas que tienen pareja, pero se sienten tan solas y vacías como si no las tuvieran. 

Hay otras que, por no esperar, deciden caminar al lado de alguien equivocado y esa persona en su egoísmo no permitirá que se aleje de su camino, aun sabiendo que no lo hace feliz. 

Hay personas que sostienen matrimonios o noviazgos ya destruidos por el simple hecho de pensar que estar solos es difícil e inaceptable.
Hay personas que deciden ocupar un segundo lugar tratando de llegar al primero, pero ese viaje es duro, incómodo y lleno de dolor y abandono. 

Pero hay otras personas que están solas y viven y brillan, y se entregan a la vida de la mejor manera, que no se apagan. Al contrario, cada día se encienden mas y más; que aprenden a disfrutar del acercarse a sí mismas, de crecer y fortalecer su interior. Son las que un día sin saber el momento exacto ni el por qué, se encuentran al lado de una persona que las ama con verdadero amor y se enamora de una manera mágica. 

UNA MUJER COMPLETA VIVE Y SE ENTREGA DÍA A DÍA, Y CUANDO SE ENAMORA SE ENTREGA A ESE AMOR SIN DEJAR DE SER ELLA MISMA.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Riqueza, Exito y Amor...



Una mujer salió de su casa y vio a tres viejos de largas barbas sentados frente a su jardín. Ella no los conocía y les dijo:
-No creo conocerlos, pero deben tener hambre, por favor entren a mi casa para que coman algo.
Ellos preguntaron:
-¿Está el hombre de la casa?
-No -respondió ella -, no está.
-Entonces no podemos entrar -dijeron ellos.

Al atardecer, cuando el marido llegó, ella le contó lo sucedido:
-¡Entonces diles que ya llegué e invítalos a pasar!
La mujer salió a invitar a los hombres a pasar a su casa.
-No podemos entrar a una casa los tres juntos – explicaron los viejitos.
¿Por qué? – quiso saber ella.
Uno de los hombres apuntó hacia otro de sus amigos y explicó:
-Su nombre es Riqueza.
Luego indicó hacia el otro:
-Su nombre es Éxito y yo me llamo Amor. Ahora ve adentro y decidan con tu marido a cuál de nosotros tres ustedes desean invitar a su casa. La mujer entró a la casa y le contó a su marido lo que ellos le dijeron. El hombre se puso feliz:
-¡Qué bueno! Y ya que así es el asunto, entonces invitemos a Riqueza, dejemos que entre y llene nuestra casa de riqueza.
Su esposa no estuvo de acuerdo:
-Querido, ¿Por qué no invitamos a Éxito?
La hija del matrimonio estaba escuchando desde la otra esquina de la casa y vino corriendo con una idea:
-¿No sería mejor invitar a Amor? Nuestro hogar entonces estaría lleno de amor.
-Hagamos caso del consejo de nuestra hija -dijo el esposo a su mujer-, ve afuera e invita a Amor a que sea nuestro huésped.
La esposa salió afuera y les preguntó a los tres viejos:
-¿Cuál de ustedes es Amor? Por favor que venga para que sea nuestro invitado.
Amor se puso de pie y comenzó a caminar hacia la casa. Los otros dos también se levantaron y lo siguieron. Sorprendida, la dama les preguntó a Riqueza y Éxito:
-Yo sólo invité a Amor, ¿Por qué ustedes también vienen?
Los viejos respondieron juntos:

-Si hubieras invitado a Riqueza o Éxito, los otros dos habrían permanecido afuera, pero ya que invitaste a Amor, donde sea que él vaya, nosotros vamos con él. Donde quiera que hay amor, hay también riqueza y éxito…