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sábado, 31 de diciembre de 2011

Receta para un año nuevo Feliz!

INGREDIENTES:

Tómese doce buenos meses.
Tenga cuidado de que estén plenamente libres de antiguos recuerdos de amargura, rencores, odios y celos.
Límpiese de todo resentimiento.
Extráigansele todas las manchas de mezquindad y pequeñez.
En resumen... asegúrese que estos meses estén totalmente libres del pasado.


Modo de Preparación:


Divídanse cada uno de éstos meses en 30 o 31 partes iguales, con excepción del segundo que habrá que dividirlo entre 28.
No trate de preparar la receta del año de una sola vez (muchos la echan a perder al proceder de esta manera), sino, prepárese cada día de la siguiente manera.
Póngase en cada día doce partes de la fe, once de paciencia, diez de valor, nueve de trabajo (algunos omiten este ingrediente y echan a perder todo el resto), ocho de esperanza, siete de lealtad, seis de generosidad, cinco de amabilidad, cuatro de descanso (no se omita este ingrediente), tres de oración, dos de meditación y una de resolución bien seleccionada.
 Añádasele a todo esto una pizca de alegría, otra de juego y una cucharada bien llena de buen humor.
Agregue a la mezcla AMOR al gusto y mézclese todo con mucho brío.
 Cocínese con corazón ardiente, adórnesele con sonrisas y una pizca de regocijo.
Sírvalo con tranquilidad, abnegación y alegría y ciertamente obtendrá un:

¡¡¡¡¡MUY FELIZ AÑO NUEVO!!!!!

martes, 13 de diciembre de 2011

El hombre y el sabio...

Un hombre fue a visitar a un sabio consejero y le dijo que ya no quería a  su esposa y que pensaba separarse.


El sabio lo escuchó, lo miró a los ojos y  solamente le dijo una palabra:
"Ámala". -luego se calló-
Pero es que ya no siento nada por ella. "
"Ámala," -reiteró el sabio-.
Y ante el desconcierto del visitante, después de un oportuno silencio, el viejo sabio agrego lo siguiente:
Amar es una decisión, no un sentimiento.
Amar es dedicación y entrega.
Amar es un verbo y el fruto de esa acción es el amor.
El Amor es un ejercicio de jardinería:


Arranca lo que hace daño, prepara el terreno, siembra, sé paciente, riega, procura y cuida.
Está preparado, porque habrá plagas, sequías o excesos de lluvias, más no por eso abandones tu jardín.
Ama a tu pareja, es decir, acéptala, valórala, respétala, dale afecto y ternura, admírala y compréndela.
" Eso es todo, Ámala".
Por eso, la vida sin amor te lleva a tener estos defectos:
La inteligencia sin amor, te hace perverso.
La justicia sin amor, te hace hipócrita.
El éxito sin amor, te hace arrogante.
La riqueza sin amor, te hace avaro.
La docilidad sin amor, te hace servil.
La pobreza sin amor, te hace orgulloso.
La belleza sin amor, te hace ridículo.
La verdad sin amor te hace hiriente.
La autoridad sin amor, te hace tirano.
El trabajo sin amor, te hace esclavo.
La sencillez sin amor, te envilece.
La oración sin amor, te hace introvertido.
La ley sin amor, te esclaviza.
La política sin amor, te hace ególatra.
La fe sin amor, te hace fanático.
La cruz sin amor, se convierte en tortura.
La vida sin amor, simplemente, no tiene sentido.

sábado, 29 de octubre de 2011

Cuando me ame de verdad

Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y, entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre… autoestima.
Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es… autenticidad.
Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama… madurez.
Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es… respeto.
Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que se llama… amor hacia uno mismo.
Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé, que eso es… simplicidad.
Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces. Así descubrí la… humildad.
Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama… plenitud.
Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada. Y esto es… saber vivir!
No debemos tener miedo de cuestionarnos… Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.
Charles Chaplin

sábado, 15 de octubre de 2011

El corazón perfecto

Un día un hombre joven se situó en el centro de un poblado y proclamó que poseía el corazón más hermoso de toda la comarca. Una gran multitud se congregó a su alrededor y todos admiraron y confirmaron que su corazón era perfecto, pues no se observaban en él ni máculas ni rasguños. Si, coincidieron todos que era, el corazón más hermoso que hubieran visto.

Al verse admirado, el joven se sintió más orgulloso aún, y con mayor fervor aseguró poseer el corazón más hermoso de todo el vasto lugar.

De pronto un anciano se acercó y dijo:
Perdona mi atrevimiento, pero ¿Por qué dices eso, si to corazón no es ni aproximadamente tan hermoso como el mío, o como el de tantas otras personas?Sorprendidos la multitud y el joven miraron el corazón del viejo y vieron que, si bien latía vigorosamente, éste estaba cubierto de cicatrices y hasta había zonas donde faltaban trozos y éstos hablan sido reemplazados por otros que no encajaban perfectamente en el lugar, pues se veían bordes y aristas irregulares en su derredor. Es más, había lugares con huecos, donde faltaban trozos profundos.
La mirada de la gente se sobrecogió.
¿Cómo puede él decir que su corazón es más hermoso?
Pensaron, el joven contempló el corazón del anciano y al ver su estado desgarbado, se echo a reír y dijo:
Debes estar bromeando, compara tu corazón con mío… El mío es perfecto. En cambio el tuyo es un conjunto de cicatrices y dolor.

Contestó el anciano:
Es cierto, tu corazón luce perfecto, pero yo jamás me involucraría contigo... Mira: cada cicatriz representa una persona a la cual entregué todo mi amor. Arranqué trozos de mi corazón para entregárselos a cada uno de aquellos que he amado. Muchos, a su vez, me han obsequiado un trozo del suyo que he colocado en el lugar que quedó abierto. Como las piezas no eran iguales, quedaron los bordes por los cuales me alegro, porque al poseerlos me recuerdan el amor que hemos compartido.



 El joven permaneció en silencio. Lágrimas corrían por sus mejillas. Se acercó al anciano, arrancó un trozo de su hermoso corazón y se lo ofreció. El anciano lo recibía y lo colocó en el suyo; luego, a su vez, arrancó un trozo de su corazón, ya viejo y maltrecho, y con él tapó la herida abierta del joven.
La pieza se amoldó, pero no a la perfección; al no ser idénticos los trozos, se notaban los bordes. El joven miró su corazón que ya no era perfecto, pero lucia mucho más hermoso que antes, porque el amor del anciano fluía en su interior. Si en verdad, ahora puedo ver lo hermoso que es tu corazón. Y tu corazón ¿Cuántas cicatrices tiene?


sábado, 24 de septiembre de 2011

Las amigas!

Una joven esposa estaba sentada en un sofá en un cálido y húmedo día, bebiendo té helado y charlando con su madre.

Mientras hablaban sobre la vida, el matrimonio, las responsabilidades y las obligaciones de la adultez, la madre hizo tintinear los cubitos en el vaso, pensativamente, miro a su hija seriamente.
"No te olvides de tus amigas" le advirtió, revolviendo las hojitas de té.


Se volverán importantes a medida que madures. No importa cuanto quieras a tu marido y a tus hijos, siempre necesitarás a tus amigas.

Recuerda: salir con ellas, hacer cosas con ellas.

Y recuerda que tus amigas no son solamente tus amigas, sino también tus hermanas, tus hijas y otros parientes. (Son la familia que te permites elegir)
Necesitarás otras mujeres, siempre las necesitarás".

Qué extraño consejo pensó la joven; acabo de casarme, de entrar en el mundo adulto, soy una mujer casada, no una niñita que necesita amigas.
Seguramente mi marido y mi futura familia serán suficientes para darle sentido a mi vida.

Pero escuchó a su madre, se mantuvo en contacto con ellas e hizo cada vez más amigas.

Al pasar el tiempo se fue dando cuenta que su madre tenía razón

A medida que el tiempo y la naturaleza producen sus cambios y misterios en la mujer, las amigas son indispensables en la vida.
Cuidan tus hijos y guardan tus secretos, te dan consejo cuando lo pides, que a veces sigues y a veces no, te sacan de apuros, te ayudan a dejar las malas relaciones, harán una fiesta para tus hijos cuando se casen o tengan un bebé, manejan en tormentas, nevadas o granizos o en la madrugada para ir a ayudarte.

Te escuchan cuando pierdes el trabajo o un amigo, te escuchan cuando tus hijos te rompen el corazón, te escuchan cuando los cuerpos y mentes de tus padres fallan.

Lloran contigo cuando muere alguien que amas.

Te respaldan cuando los hombres de tu vida te decepcionan.
Te ayudan a juntar los pedazos cuando los hombres empacan y se van.
Se alegran con tu felicidad y están listas a destruir lo que te hace infeliz.

El tiempo pasa, la vida sucede, la distancia separa, los chicos crecen, el amor se derrite y se evapora, los corazones se rompen, las carreras terminan, los trabajos vienen y van, los padres mueren, los colegas olvidan los favores, los hombres no llaman cuando prometen...

las amigas están ahí, no importa el tiempo ni la distancia entre ustedes; una amiga nunca está tan lejos que no la alcance tu necesidad.

Cuando tengas que caminar por ese valle solitario y lo tengas que hacer sola, tus amigas estarán en el borde, alentándote, rezando por ti, interviniendo y esperándote del otro lado.

A veces hasta quebrarán las reglas y caminarán contigo.

O vendrán y te sacarán.

Las amigas son la bendición de la vida. El mundo no sería igual sin ellas, ni yo sería la misma.

Cuando empezamos esta aventura llamada femineidad, no teníamos idea de las increíbles alegrías y tristezas que nos esperaban; ni sabíamos cuánto íbamos a necesitarnos.
Todavía nos necesitamos cada día.
GRACIAS, AMIGA!!!

domingo, 28 de agosto de 2011

El sol y la luna



Cuando el Sol y la Luna se encontraron por primera vez, se apasionaron perdidamente y a partir de ahí comenzaron a vivir un gran amor.
Sucede que el mundo aún no existía y el día que Dios decidió crearlo, les dio entonces un toque final... el brillo!!!.
Quedó decidido también que el Sol iluminaría el día y que la Luna iluminaría la noche, siendo así, estarían obligados a vivir separados. Les invadió una gran tristeza y cuando se dieron cuenta de que nunca más se encontrarían...
La Luna fue quedándose cada vez más angustiada. A pesar del brillo dado por Dios fue tornándose solitaria. El Sol, a su vez había ganado un título de nobleza:"ASTRO REY", pero eso tampoco le hizo feliz.
Dios viendo esto, les llamó y les explicó: "No debéis estar tristes, ambos ahora poseéis un brillo propio"."Tú, Luna, iluminarás las noches frías y calientes, encantarás a los enamorados y serás frecuentemente protagonista de hermosas poesías."
"En cuanto a ti, Sol, sustentarás ese título porque serás el más importante de los astros, iluminarás la tierra durante el día, proporcionarás calor al ser humano y tu simple presencia hará a las personas más felices."
La Luna se entristeció mucho más con su terrible destino y lloró amargamente... y el Sol, al verla sufrir tanto, decidió que él no podía dejarse abatir más, ya que tendría que darle fuerzas y ayudarle a aceptar lo que Dios había decidido.
Aún así, su preocupación era tan grande que decidió hacer un pedido especial a Dios: " Señor, ayuda a la Luna, por favor, es más frágil que yo, no soportará la soledad..." Y Dios... en su inmensa bondad... creó entonces las estrellas para hacer compañía a la Luna.
La Luna siempre está muy triste recurre a las estrellas, que hacen de todo para consolarla, pero casi   ninguna lo consigue.
Hoy, ambos viven así... separados, el Sol finge que es feliz y la Luna no consigue disimular su tristeza. El Sol arde de pasión por la Luna y ella vive en las tinieblas de su añoranza.
Dicen que la orden de Dios era que la Luna debería de ser siempre llena y luminosa, pero no lo consiguió... porque es mujer, y una mujer tiene fases. Cuando es feliz, consigue ser llena, pero cuando es infeliz es menguante y, cuando es menguante, ni siquiera es posible apreciar su brillo.
LUNA y SOL siguen su destino. Él, solitario pero fuerte; ella, acompañada de estrellas pero débil.
Los hombres intentan, constantemente, conquistarla, como si eso fuera posible. Algunos han ido incluso hasta ella, pero han vuelto siempre solos. Nadie jamás consiguió traerla hasta la Tierra, nadie, realmente, consiguió conquistarla, por más que lo intentaron,
Sucede que Dios decidió que ningún amor en este mundo fuese del todo imposible, ni siquiera el de la Luna y el del Sol... Fue entonces que Él creó el Eclipse.
Hoy, Sol y Luna viven esperando ese instante, esos raros momentos que les fueron concedidos y que tanto cuesta que sucedan.
Cuando mires al Cielo, a partir de ahora, y veas que el Sol cubre la Luna, es porque se reclina sobre ella y comienzan a amarse. Es, a ese acto  de Amor, al que se le dio el nombre de Eclipse.

Es importante recordar que el brillo de su éxtasis es tan grande que se aconseja no mirar al Cielo en ese momento... tus ojos podrían cegarse al ver tanto Amor.





sábado, 20 de agosto de 2011

La princesa y el plebeyo

Cuentan que una bella princesa estaba buscando consorte. Aristócratas y adinerados señores habían llegado de todas partes para ofrecer sus maravillosos regalos; joyas, tierras, ejércitos y tronos conformaban los obsequios para conquistar a tan especial criatura.
Entre los candidatos se encontraba un joven plebeyo, que no tenía más riquezas que amor y perseverancia. Cuando le llegó el momento de hablar, le dijo:
- "Princesa, te he amado toda mi vida. Como soy un hombre pobre y no tengo tesoros para darte, te ofrezco mi sacrificio como prueba de amor: estaré cien días sentado bajo tu ventana, sin más alimentos que la lluvia, y sin más ropas que las que llevo puestas. Ésa es mi dote".
La princesa, conmovida por semejante gesto de amor, decidió aceptar y le dijo al joven plebeyo:
- "Tendrás tu oportunidad: si pasas la prueba, me desposarás".

Así pasaron las horas y los días. El pretendiente estuvo sentado, soportando los vientos, la nieve y las noches heladas. Sin pestañear, con la vista fija en el balcón de su amada, el valiente vasallo siguió firme en su empeño, sin desfallecer un momento. De vez en cuando, la cortina de la ventana real dejaba traslucir la esbelta figura de la princesa, la cual con un noble gesto y una sonrisa, aprobaba la faena. Todo iba a las mil maravillas. Incluso algunos optimistas habían comenzado a planear los festejos. Al llegar el día noventa y nueve, los pobladores de la zona habían salido a animar al próximo monarca. Todo era alegría y jolgorio, hasta que de pronto, cuando faltaba una hora para cumplirse el plazo, ante la mirada atónita de los asistentes y la perplejidad de la infanta, el joven se levantó y sin dar explicación alguna, se alejó lentamente del lugar.
Unas semanas después, mientras deambulaba por un solitario camino, un niño de la comarca alcanzó al joven plebeyo y le preguntó:
- "¿Qué fue lo te que ocurrió?, estabas a un paso de lograr la meta. ¿Por qué perdiste esa oportunidad? ¿Por qué te retiraste?".
Con profunda consternación y algunas lágrimas mal disimuladas, el joven plebeyo contestó en voz baja:- "No me ahorró ni un día de sufrimiento, ni siquiera una hora. No merecía mi amor".

El merecimiento no siempre es egolatría, sino dignidad. Cuando damos lo mejor de nosotros mismos a otra persona, cuando decidimos compartir la vida, cuando abrimos nuestro corazón de par en par y desnudamos el alma hasta el último rincón, cuando perdemos la vergüenza, cuando los secretos dejan de serlo, al menos merecemos comprensión.
Que se menosprecie, ignore o desconozca fríamente el amor que regalamos a manos llenas es desconsideración o, en el mejor de los casos, ligereza. Cuando amamos a alguien que, además de no correspondernos, desprecia nuestro amor y nos hiere, estamos en el lugar equivocado. Esa persona no se hace merecedora del afecto que le prodigamos.
La situación es clara: si no me siento bien recibido en algún lugar, empaco mis cosas, mi amor y me voy. Nadie se quedaría tratando de agradar y disculpándose por no ser como a la otra persona le gustaría que fuera. No hay vuelta de hoja. En cualquier relación de pareja que tengas, no te merece quien no te ame, y menos aún, quien te lastime. Y si alguien te hiere reiteradamente sin "mala intención", puede que te merezca, pero NO TE CONVIENE…





viernes, 5 de agosto de 2011

Moraleja de la golondrina xD

Había una vez una golondrina que empezó a emigrar demasiado tarde en invierno, y se estaba congelando mientras volaba.

Al final cayó a tierra, y ella creía estar ya acabada… pero entonces se le acerco una vaca que le soltó una plasta encima.

Bueno, la caca estaba bien calentita, así que la golondrina se encontró mucho mejor y empezó a piar de satisfacción. Pero un gato oyó a la golondrina, la sacó de la plasta, la limpió, y se la comió.

Esta historia tiene tres moralejas:
1) No todo el mundo que te caga es tu enemigo.
2) No todo el mundo que te saca de de la mierda es tu amigo.
3) Si estás con la mierda al cuello, pero feliz, mantén la boca cerrada xD…

Hay que ver la vida siempre con un poco de humor... ;)

martes, 19 de julio de 2011

La ley del Desapego

La Ley del Desapego.

Esta ley dice que para adquirir cualquier cosa en el universo físico, debemos renunciar a nuestro apego a ella. Esto no significa que renunciemos a la intención de cumplir nuestro deseo. No renunciamos a la intención ni al deseo; renunciamos al interés por el resultado. Es grande el poder que se deriva de esto. Tan pronto como renunciamos al interés por el resultado, combinando al mismo tiempo la intención concentrada y el desapego, conseguimos lo que deseamos. Podemos conseguir cualquier cosa que deseemos a través del desapego, porque éste se basa en la confianza incuestionable en el poder del verdadero yo.

El apego, en cambio, se basa en el temor y en la inseguridad y la necesidad de sentir seguridad emana del desconocimiento del verdadero yo.

La fuente de la abundancia, de la riqueza o de cualquier cosa en el mundo físico es el yo; es la conciencia que sabe cómo satisfacer cada necesidad. Todo lo demás es un símbolo. Los símbolos son transitorios; llegan y se van. Perseguir símbolos es como contentarse con el mapa en lugar del territorio.

Es algo que produce ansiedad y acaba por hacernos sentir vacíos y huecos por dentro, porque cambiamos el yo por los símbolos del yo. El apego es producto de la conciencia de la pobreza, porque se interesa siempre por los símbolos. El desapego es sinónimo de la conciencia de la riqueza, porque con él viene la libertad para crear. Sólo a partir de un compromiso desprendido, podemos tener alegría y felicidad. Entonces, los símbolos de la riqueza aparecen espontáneamente y sin esfuerzo. Sin desapego somos prisioneros del desamparo, la desesperanza, las necesidades mundanas, los intereses triviales, la desesperación silenciosa y la gravedad, características distintivas de una existencia mediocre y una conciencia de la pobreza.

La verdadera conciencia de la riqueza es la capacidad de tener todo lo que deseamos, cada vez que lo deseamos, y con un mínimo de esfuerzo. Para afianzarnos en esta experiencia es necesario afianzarnos en la sabiduría de la incertidumbre. En la incertidumbre encontraremos la libertad para crear cualquier cosa que deseemos.
La gente busca constantemente seguridad, pero con el tiempo descubriremos que esa búsqueda es en realidad algo muy efímero. Hasta el apego al dinero es una señal de inseguridad.

Quienes buscan la seguridad la persiguen durante toda la vida sin encontrarla jamás. La seguridad es evasiva y efímera porque no puede depender exclusivamente del dinero… El apego al dinero siempre creará inseguridad, no importa cuánto dinero se tenga en el banco. De hecho, algunas de las personas que más dinero tienen son las más inseguras. La búsqueda de la seguridad es una ilusión. Según las antiguas tradiciones de sabiduría, la solución de todo este dilema reside en la sabiduría de la inseguridad o la sabiduría de la incertidumbre. Esto significa que la búsqueda de seguridad y de certeza es en realidad un apego a lo conocido.

¿Y qué es lo conocido? Lo conocido es el pasado. Lo conocido no es otra cosa que la prisión del condicionamiento anterior. Allí no hay evolución, absolutamente ninguna evolución. Y cuando no hay evolución, sobrevienen el estancamiento, el desorden, el caos y la decadencia.

La incertidumbre, por otra parte, es el suelo fértil de la creatividad pura y de la libertad. La incertidumbre es penetrar en lo desconocido en cada momento de nuestra existencia. Lo desconocido es el campo de todas las posibilidades, siempre fresco, siempre nuevo, siempre abierto a la creación de nuevas manifestaciones.
Sin la incertidumbre y sin lo desconocido, la vida es sólo una vil repetición de recuerdos gastados. Nos convertimos en víctimas del pasado, y nuestro torturador de hoy es el yo que ha quedado de ayer.

Renunciemos a nuestro apego a lo conocido y adentrémonos en lo desconocido, así entraremos en el campo de todas las posibilidades. La sabiduría de la incertidumbre jugará un importante papel en nuestro deseo de entrar en lo desconocido.

Esto significa que en cada momento de nuestra vida habrá emoción, aventura, misterio; que experimentaremos la alegría de vivir: la magia, la celebración, el júbilo y el regocijo de nuestro propio espíritu. Cada día podemos buscar la emoción de lo que puede ocurrir en el campo de todas las posibilidades. Si nos sentimos inseguros, estamos en el camino correcto, no nos demos por vencidos.

En realidad no necesitamos tener una idea rígida y completa de lo que haremos la semana próxima o el año próximo, porque si tenemos una idea clara de lo que ha de suceder y nos aferramos rígidamente a ella, dejaremos por fuera un enorme abanico de posibilidades.

Una de las características del campo de todas las posibilidades es la correlación infinita. Este campo puede orquestar una infinidad de sucesos espacio-temporales con el fin de producir el resultado esperado. Pero cuando hay apego, la intención queda atrapada en una forma de pensar rígida y se pierden la fluidez, la creatividad y la espontaneidad inherentes al campo de todas las posibilidades.

Cuando nos apegamos a algo, congelamos nuestro deseo, lo alejamos de esa fluidez y esa flexibilidad infinitas y lo encerramos dentro de un rígido marco que obstaculiza el proceso total de la creación.Esta ley no obstaculiza la fijación de metas. Siempre tenemos la intención de avanzar en una determinada dirección, siempre tenemos una meta. Sin embargo, entre el punto A y el punto B hay un número infinito de posibilidades, y si la incertidumbre está presente, podremos cambiar de dirección en cualquier momento si encontramos un ideal superior o algo más emocionante.

Al mismo tiempo, será menos probable que forcemos las soluciones de los problemas, lo cual hará posible que nos mantengamos atentos a las oportunidades.
La ley del desapego acelera el proceso total de la evolución.
Cuando entendemos esta ley, no nos sentimos obligados a forzar las soluciones de los problemas.
Cuando forzamos las soluciones, solamente creamos nuevos problemas.

Pero si fijamos nuestra atención en la incertidumbre y la observamos mientras esperamos ansiosamente a que la solución surja de entre el caos y la confusión, entonces surgirá algo fabuloso y emocionante.
Cuando este estado de vigilancia, nuestra preparación en el presente, en el campo de la incertidumbre, se suma a nuestra meta y a nuestra intención, nos permite aprovechar la oportunidad. . ¿Qué es la oportunidad? Es lo que está contenido en cada problema de la vida.

Cada problema que se nos presenta en la vida es la semilla de una oportunidad para algún gran beneficio. Una vez que tengamos esta percepción, nos abriremos a toda una gama de posibilidades, lo cual mantendrá vivos el misterio, el asombro, la emoción y la aventura.Podremos ver cada problema de la vida como la oportunidad de algún gran beneficio. Habiéndonos afianzado en la sabiduría de la incertidumbre, podremos permanecer alerta a las oportunidades. Y, cuando nuestro estado de preparación se encuentre con la oportunidad, la solución aparecerá espontáneamente.

Lo que resulta de esto es lo que denominamos comúnmente «buena suerte».   
 La buena suerte no es otra cosa que la unión del estado de preparación con la oportunidad.
Cuando los dos se mezclan con una vigilancia atenta del caos, surge una solución que trae beneficio y evolución para nosotros y para todos los que nos rodean. Ésta es la receta perfecta para el éxito, y se basa en la ley del desapego.

Autor: Deepak Chopra